Cuando hablamos de clima nos referimos a las condiciones atmosféricas, de carácter cíclico anual, que caracterizan a una zona o región. Está claro que en España no tenemos el mismo clima en Galicia que en Andalucía, y esto condicionará a la hora de llevar a cabo la construcción de un edificio o vivienda.
Así, las condiciones atmosféricas que se deben tener en cuenta son, entre otras, la temperatura del aire, la humedad, la radiación solar, las precipitaciones o la dirección e intensidad del viento. Atendiendo a estos factores podemos diferenciar entre climas cálidos, fríos o templados. España cuenta con un clima templado aunque, a causa de su geografía, es una de las zonas mediterráneas con mayor variedad de climas.
No cabe duda de que el clima es un factor condicionante en la arquitectura y edificación. Influye en el aprovisionamiento energético de la construcción de cara al comportamiento y el confort de sus habitantes. Por ejemplo, la temperatura dependerá, entre otros aspectos, de la radiación del sol en la cubierta.
Para reducir el consumo energético y, con ello, las emisiones de CO2 se diseñan construcciones sostenibles para las que se tienen en cuenta aspectos basados en el clima:
- Clima cálido seco: construcciones protegidas en verano de la radiación solar y de los vientos cálidos, con materiales de gran inercia térmica que retrasen la entrada del calor, aislamiento exterior y patios con presencia de agua que faciliten el almacenamiento de aire fresco.
- Clima cálido húmedo: edificaciones en las que es necesario favorecer la circulación del aire mediante huecos de ventilación en cubiertas y fachadas, protegidas de la radiación directa y difusa.
- Clima frío: construcciones compactas, herméticas y fuertemente aisladas. Se debe reducir la superficie de las fachadas expuestas al viento, el número y el tamaño de sus huecos.
- Clima templado: edificaciones que permitan aprovechar la energía solar en invierno y que, en verano, cuenten con protección solar y aislamiento.