Una de las dudas más comunes a la hora de configurar un ambiente de baño en el hogar es la de decantarse por la colocación de una bañera o de un plato de ducha.
Sea cual se la opción elegida, el factor diseño es muy relevante, aunque la funcionalidad lo es aún más.
A la hora de comprar una vivienda de obra nueva o realizar una reforma en tu baño actual, la decisión de incluir una bañera o una ducha puede resultar complicada.
Por ello, vamos a explicar cuáles son las ventajas y las desventajas de cada uno de los dos sistemas:
Ventajas del plato de ducha
Entre las ventajas más destacables del plato de ducha, encontramos las siguientes:
Limpieza. Está claro, no es lo mismo limpiar una gran bañera que un plato de ducha. Ya no solo en lo que respecta al tiempo que empleamos en realizar dicha limpieza, sino por la comodidad a la hora de llegar a todos los rincones.
Accesibilidad. Acceder a todos los rincones de la ducha es más fácil que los de la bañera, sobre todo para las personas mayores o los niños.
Espacio. En el mercado se pueden encontrar un sinfín de modelos de platos de ducha y suelen ser la opción elegida por aquellos que quieren aprovechar el espacio de su baño al máximo.
Practicidad. Aunque darse un baño puede ser tentador, no es algo para lo que tenemos tiempo todos los días. Las duchas son una opción más rápida y económica para el día a día.
Ahorro. Su uso implica un importante ahorro de recursos y energía en cada uso.
Ventajas de las bañeras
Modernidad. La modernidad de los últimos diseños en bañeras que han salido en los últimos años al mercado consiguen que muchos las incluyan en sus viviendas.
Bienestar y salud: Un buen baño de espuma mejora la circulación sanguínea, reduce el estrés, mejora el insomnio, regula la presión arterial y mejora la piel.
Sea cual sea la decisión que tomes, lo ideal es optar por la instalación de ambos sistemas (en el caso de que tengas más de un baño), de esta forma, podrás beneficiarte de sus ventajas en tu día a día.
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